domingo, 4 de octubre de 2009



Tu tiempo es un vidrio, tu amor un fakir. Mi cuerpo una aguja, tu mente un tapiz. Si las sanguijuelas no pueden herirte... no existe una escuela que enseñe a vivir.

El angel vigía descubre al ladrón. L
e corta las manos, le quita la voz. La gente se esconde o apenas existe... se olvida del hombre, se olvida de Dios.

Miro alrededor:
heridas que vienen, sospechas que van
y aquí estoy
pensando en el alma que piensa
y por pensar no es alma

desarma y sangra.

(Serú Giran)

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